martes, 5 de julio de 2011

Carta a una amiga increible.

Mí querida Julia:
Hemos recorrido juntas, la mitad del mundo. Tu por unos motivos diferentes a los míos, pero siguiendo una misma ruta.
Lo primero que hiciste fue desalojarme de la mitad de mi equipaje para que yo fuese más ligera en aquellas fronteras donde el agotamiento y la ilusión se entremezclaban tanto, que era muy difícil percibir las sensaciones de otro, que no fuera tu mismo.
Pero allí estabas tú, como un ángel caído del cielo, quitándome lastres, que me permitieran avanzar. Parece una cosa sencilla, pero no debe serlo, porque había una multitud que podía haber hecho lo mismo que tu, pero, solo tu, pequeñita, decidida, sin conocerme de nada, fue quien sin preguntarme siquiera cargó con la mitad de mis bolsas. Echaste manos a mis mochilas y dijiste: Estas te las llevo yo. Avanzaste cruzando calles, y yo sin mediar palabras simplemente te seguí.
Coincidimos en aquel tremendo hotel de lujo de aquella ciudad impresionante, a la cual hemos prometido volver pasado un tiempo, y allí todo lo demás fue fácil.
Tu hermana y tu, me conquistaron. De aquella sólo sabia de vosotras el porque de aquella visita a aquella gran ciudad, y que erais las dos tremendamente locas.
Las vikingas, os llamé aquella vez, que en una de vuestras intrépidas visitas, a aquellos lugares paradisíacos  y exóticos, me dejasteis esperando por vosotras en una de las esquina de un barrio chino de aquella zona a donde fuimos en busca de conocimientos nuevos y diferentes.
Mientras esperaba allí, por vosotras, mil pensamientos hostiles pasaron por mi cabeza, pero cuando os viaparecer, con la cara llena de alegría y haciendo ademanes con las manos indicándome que todo era maravilloso, toda la angustia que había pasado esperándolas en aquella tarde que ya comenzaba a morir,se disipó. Me sentí terriblemente aliviada, y el sólo veros me llenó de alegría.
Dejamos muchas de las excursiones preparadas sin usar, porque las sustituíamos, por nuestras largas charlas en la alfombra de mi habitación, comiendo piña de África.
Marina (tu hermana) me parecía terriblemente inteligente, sabia de casi todas las cosas, y llegar hasta las seis de la mañana hablando con ella, de cualquier tema no resultaba nada difícil, tu me parecía más madraza, siempre tenías frases de alivio , de paz, de alegría y consuelo para todos.
El viaje aquel, maravilloso pasó, pero a pesar de vivir tan lejos (en diferentes provincias) seguimos viéndonos tantas veces como nuestras responsabilidades, nos permitían.
Nunca presumisteis de ser hijas de un alto dirigente, ni de tener puestos de responsabilidad dentro de nuestra sociedad, nunca presumisteis de nada que no fuera la de ser amantes de la naturaleza, y de las buenas energías.Y eso es lo que más me gustaba de vosotras realmente. Vuestra sencillez .
Yo no quería dejar pasar uno sólo día sin decirte mi querida Julia, que te quiero, por como eres, desde que te conocí aquel primer día hasta ahora, siempre quitándome lastres de arriba, siempre enseñándome a querer y a valorar, siempre ofreciéndome ese tiempo tan escaso que a veces tienes por tus diversas ocupaciones para venir hasta mi tierra, y mi casa, y mostrarme que vivir merece la pena, que pensar en positivo da resultados positivos, que amar al prójimo siempre es más reconfortante que odiarlo.
“Llénate de energía positiva”, me dices siempre. La Naturaleza se ocupa de todas las cosas. Y tienes razón, soy mucho más feliz, pensando en positivo, que no dejándome llevar por los momentos en los que cambiar los tonos de colores por el gris sería lo más fácil.
En esta ocasión me has vuelto a coger las mochilas, sin que apenas me diese tiempo de decirte, me siento cansada.
Y no sabes como le agradezco a la vida que estés a mi lado.
No tengo palabras para agradecerte que existas, y que seas mis amigas.
Sólo quiero decirte y lo hago en público, que te quiero, que eres uno de esos ángeles sin alas que nos permite volar alto, y que hoy si puedo desde arriba ver la grandeza de todos tus actos es porque tú me has dado ese empujón que necesitaba para alzar mi vuelo.
Gracias, Julia por estar siempre, y por no permitir que yo deje en mi corazón espacios que no sean para llenarlo de buenas vibraciones hacía el prójimo.
Dale de mi parte un abrazo fuerte a tus hermanas, esposo , hijos y nietas
Y tú ya sabes……
Seguirás siendo siempre ese remanso de paz a quien adoro.
Gracias.

Un amigo siempre está donde sabe que lo necesitamos, y tu desde luego me demuestras cada día que tienes muy alto el concepto de la amistad.
En un email, me enviaste una vez una frase preciosa que decía:
Eres mi amiga. No voy a perderte.
Yo quiero decirte lo mismo. Yo tampoco voy a perderte a ti ,porque eres mi amiga.
Desde aquí, y con esta carta dirigida a ti , quiero dirigirme a todos los que me leen
Y decirles lo que la amistad merece la pena. CUIDEMÓLA con esmero.
Un abrazo fuerte
Un amigo siempre está donde sabe que lo necesitamos, y tu desde luego me demuestras cada día que tienes muy alto el concepto de la amistad.
En un email, me enviaste una vez una frase preciosa que decía:
Eres mi amiga. No voy a perderte.
Yo quiero decirte lo mismo. Yo tampoco voy a perderte a ti ,porque eres mi amiga.
Desde aquí, y con esta carta dirigida a ti , quiero dirigirme a todos los que me leen
Y decirles lo que la amistad merece la pena. CUIDEMÓLA con esmero.
Un abrazo fuerte
©Clara Isabel Hernández Cabrera

21 de agosto 2009

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